37 BARRICAS 2018

Viticultura:
Los viñedos en el Valle del Aceniche, trascurren entre montañas, cepas de mas de 40 años, en cultivo ecológico y certificado como tal. Se utilizan abonos naturales orgánicos y como tratamiento preventivo sólo azufre y cobre. A una altitud de 850 metros en una ladera orientada al noroeste.
Elaboración:
Las uvas se recogen de manera manual, haciendo la primera selección ya en las viñas, cuando llegan a la bodega se despalilla parcialmente, fermentando con su hollejo y con esa parte del raspón a una temperatura que no excede de 25º, fermentan lentamente.
Envejecimiento:
Este vino ha tenido un toque de crianza en barrica francesa Allier de segundo año de 400L durante 6 meses, realizándole una filtración muy ligera, es posible encontrar sedimentos, poniendo de manifiesto lo natural del vino.
Clima:
Dentro del Valle del Aceniche hay diferentes microclimas, pero generalizando se puede decir que el clima es continental con influencia mediterránea. Hay acusadas variaciones entre día y noche y entre estaciones, que junto con las horas de insolación, no inferiores a 300, hacen que las uvas maduren lentamente y se obtengan uvas de calidad.
Las precipitaciones giran en torno a 400mm y a veces en forma de nieve, existiendo una capa freática importante que le aporta agua a las viñas de Monastreles más viejas, evitándoles excesivo estrés hídrico.
Suelos:
El tipo de suelo es arcilloso-calizo con presencia de canto rodado, dándole elegancia al vino.
Propiedades:
Vol. Alcohol: 14,0%.
Descripción del vino:
El vino presenta un color rojo cereza de capa media alta.
En nariz, destacan las notas balsámicas y del monte bajo, complementadas con recuerdos a frutos secos y especias frescas.
Con cuerpo medio, ofrece un paso por boca agradable, con taninos suaves. Su postgusto es largo y deja sensaciones balsámicas que invitan a seguir bebiendo.
Elaborador:
La historia de Bodegas Balcona, comienza con el coraje de una mujer viuda y con dos hijos, en plena postguerra, que edifica la primera bodega con la intención de dar de beber a sus trabajadores.
Apodada “La Balcona” porque su casa tenía un balcón, el apodo pasa a su hija Dolores que junto a Antonio El Partal forma una familia, su vida transcurre entre viñedos.
Algo cambia en 1997 cuando conocen a Lluis Pérez Verdú, el que llevó un concepto nuevo de vino a Priorat, lo colocó en el Mundo, e hizo resurgir esa zona, es el dueño de Mas Martinet.
Rompe el estereotipo de la manera que se hacía vino y piensa que el único que puede transformar las cosas es la propia naturaleza y que la bodega lo único que puede hacer es encauzar el proceso para conseguir el propósito de logar elaborar un gran vino. Para ello se comienza a dejar más sarmientos en la viña, el fruto es más pequeño, aumentan los polifenoles, potenciando así la calidad del vino.
Con esa filosofía de respeto a la naturaleza, de mimar el viñedo y de hacer vinos de guarda logra contagiar e inspirar a Pepa y a sus hermanos a empezar el camino hacia el futuro, sin olvidar el pasado.
Producción:
5.400 botellas