CAPELLANIA 2018

Viticultura:
Capellanía 2018 es un vino blanco monovarietal de Viura, procedente de la finca Capellanía, situada en lo alto del viñedo de Ygay, en la Rioja Alta, a una altitud de 485 metros. La parcela tiene una superficie de 6 hectáreas, plantada en 1945, y se cultiva con métodos sostenibles que priorizan la salud del suelo y el equilibrio natural de la vid. El clima semicontinental con influencia atlántica, junto con el carácter calcáreo y pedregoso del terreno, favorece una maduración lenta, proporcionando uvas con acidez natural, frescura y concentración aromática.
Elaboración:
Tras la vendimia manual, que se realiza en cajas pequeñas, las uvas se prensan suavemente. La fermentación alcohólica tiene lugar en barricas nuevas de roble francés de 225 litros a temperatura controlada. Posteriormente, el vino permanece en las mismas barricas durante 22 meses, en contacto con sus lías, lo que le aporta volumen, cremosidad y complejidad. Este largo proceso de crianza distingue a Capellanía como uno de los grandes blancos con capacidad de guarda. Tras el embotellado, el vino permanece un tiempo adicional en botella antes de su salida al mercado.
Añada:
La añada 2018 fue fresca y equilibrada, con una primavera lluviosa que recargó las reservas hídricas del suelo. El verano fue suave, sin extremos de calor, lo que permitió una maduración progresiva de la Viura. Esta añada se caracteriza por una expresión contenida pero elegante, con vinos de gran frescura, estructura y capacidad de envejecimiento. Las condiciones permitieron vendimiar en el momento óptimo, obteniendo uvas sanas, con acidez natural bien conservada.
Clima:
El clima de la finca Ygay es semicontinental, con influencia atlántica. Las oscilaciones térmicas entre el día y la noche durante el periodo de maduración favorecen la síntesis de aromas y la conservación de la acidez. Estas condiciones son ideales para variedades blancas como la Viura, que requieren equilibrio entre madurez y frescor para alcanzar su mejor expresión.
Suelos:
El suelo de Capellanía es de naturaleza arcillo-calcárea, con presencia de gravas y canto rodado. Esta composición ofrece un buen drenaje y favorece un desarrollo radicular profundo, lo que contribuye a la concentración y equilibrio en la uva. La mineralidad del terreno se transmite directamente al perfil del vino, dotándolo de tensión, elegancia y una notable persistencia.
Propiedades:
• Graduación alcohólica: 13,5% Vol.
Descripción del vino:
Capellanía 2018 presenta un color amarillo dorado brillante con reflejos pajizos. En nariz se muestra profundo y complejo, con notas de fruta blanca madura, flores secas, mantequilla fresca y toques especiados de la crianza, como vainilla, nuez moscada y pan tostado. También se perciben matices minerales y sutiles recuerdos de almendra. En boca es amplio, estructurado y elegante. La acidez está perfectamente equilibrada, aportando frescura y verticalidad. La crianza sobre lías se manifiesta en una textura cremosa y envolvente, con un final largo y persistente donde se combinan sabores de fruta, frutos secos y un fondo salino. Es un vino blanco con alma de tinto, que mejora notablemente con el paso de los años en botella.
Maridaje:
Capellanía 2018 es ideal para platos complejos: pescados grasos como el rodaballo o el bacalao, mariscos al horno, carnes blancas, foie, aves con salsas untuosas o arroces melosos. También marida a la perfección con quesos curados y platos de cocina oriental con toques especiados. Su volumen y estructura lo hacen perfecto para una experiencia gastronómica elegante y pausada.
Elaborador:
Marqués de Murrieta, una de las bodegas más antiguas y emblemáticas de Rioja, combina tradición e innovación en todos sus proyectos. Capellanía representa su apuesta por los grandes blancos de guarda, con un estilo sobrio, refinado y con una proyección extraordinaria en el tiempo. Este vino encarna la elegancia de la Viura elevada al máximo nivel, elaborada con precisión y visión de futuro.
Envejecimiento:
Capellanía 2018 se cría durante 22 meses en barricas nuevas de roble francés de 225 litros. Esta crianza prolongada le aporta una gran estructura, complejidad y capacidad de evolución. Posteriormente, el vino reposa en botella durante al menos 12 meses antes de salir al mercado, lo que refina sus texturas y termina de integrar todos los matices.